En mi cocina feliz, el ghee es el punto de partida. No solo por su sabor, sino por todo lo que representa: paciencia, tradición, cuidado. Me gusta pensar que cada frasco que vendo es una cucharadita de todo eso.

Cuando hago ghee, siento que estoy cuidando a las personas que van a cocinar con él. Y cuando alguien lo prueba por primera vez y dice “¡¿qué es esto tan rico?!”, sé que ya no hay vuelta atrás.

¿Qué es el ghee y por qué está en boca de todos?

Ghee se pronuncia gui (sí, como si estuvieras empezando a decir “guitarra”), y aunque parece una moda reciente, este ingrediente tiene más de 5000 años de historia. Es un tipo de mantequilla clarificada, pero con un toque diferente; El ghee se hace sin prisa: cocinando la mantequilla lentamente, con cariño, hasta que los sólidos de la leche se separan, se caramelizan y dejan un líquido dorado, puro, con un aroma irresistible, un sabor a nuez delicioso y una textura suave y sedosa como ningún otro aceite o mantequilla. 

Algo que personalmente me gusta es que el ghee es un alimento ancestral, espiritual y medicinal. En la India lo llaman «oro líquido» y no están exagerando…cada que lo preparo me imagino una señora en la India preparando ghee para su familia en una olla gigante y me inspiro en ella (me encanta pensarlo así). 

Al final del día, una cocina feliz empieza con ingredientes que te hacen sonreír, y este es uno de ellos.